Los proyectos crecen. Y rinden sus frutos. En especial nuestro laboratorio de botánica, donde alumnos y alumnas de nivel secundario trabajan en el desarrollo de plantines aromáticos y ornamentales. Es tan importante el crecimiento que ha tenido que directivos del INTA y del Ministerio de Salud y Desarrollo social de la Nación se acercaron a conocer las instalaciones y la dinámica grupal.
El técnico extensionista del programa ProHuerta, Mauricio Navarro, explicó las tareas que realizan, cómo fue el montaje de las herramientas para mantener los niveles de luz, humedad y temperatura, el diseño de los grupos y el criterio de selección de cada variedad. Como parte del proyecto, Silvia Pessolano, operadora en psicología social, comentó que se hace un seguimiento de la vinculación y el intercambio que se genera entre los chicos durante el proceso de producción. Observa los cambios y, en paralelo, analiza los resultados.
Los objetivos se expanden y la producción final tiene caminos diversos. Algunas variedades llegan hasta los internos de distintas Unidades penales, para que se capaciten con el material que se produce en nuestro laboratorio. También se realizan jornadas en el INAREPS, donde recientemente llevaron veinte bandejas con más de cinco variedades. Es decir, los chicos y las chicas, además de aprender a trabajar en la botánica, contribuyen con un rol social y con la apertura hacia la inclusión, la producción y el aprendizaje.
Algunas de las variedades que se producen son cretonas, alegrías del hogar, orégano y frambuesa. Estos trabajos se realizan en el marco de un convenio interinstitucional entre el INTA y el CADS.